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BAR Y SALÓN
Entre los muchos vicios a los que recurre la gente, destacan dos clásicos atemporales: el buen whisky y los buenos puros. Estos placeres han sido disfrutados por conocedores y entusiastas durante siglos, y su atractivo trasciende generaciones y culturas. Si bien algunos pueden verlos como meros caprichos, quienes aprecian las cosas buenas de la vida entienden que representan mucho más que eso: son símbolos de relajación, sofisticación y el arte de saborear el momento.